Mi Historia
A los 32 años, mi vida dio un giro inesperado cuando perdí a mi novio de la secundaria y esposo de casi 16 años hace apenas unos meses. Con el peso del dolor y la responsabilidad de cuidar a nuestros cinco hijos, uno de los cuales tiene autismo, me encontré en una encrucijada. Mi esposo era el sostén de la familia y yo dedicaba mi tiempo a ser ama de casa y madre.
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En medio del dolor y la incertidumbre, tomé una decisión. Elegí convertir mi dolor en propósito, mi pérdida en legado. Me di cuenta de que necesitaba estar ahí para mis hijos ahora más que nunca, para sustentarlos y mostrarles que la resiliencia y la determinación pueden superar incluso los días más oscuros.
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Mientras examinaba los recuerdos de nuestra vida juntos, encontré consuelo en las imágenes que habíamos capturado a lo largo de los años. Cada fotografía era un recuerdo precioso, un vistazo al amor y la risa que compartíamos. Me di cuenta de la profunda importancia de las imágenes, ya que se convierten en mi conexión con el pasado y los únicos restos tangibles de mi amado esposo.
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Fue esta comprensión la que me impulsó a iniciar un negocio de Photo Booth. Quería ayudar a otros a crear y preservar sus propios recuerdos, capturar el momento que se convertiría en recuerdos preciados en los años venideros. En un mundo donde el tiempo es fugaz y los recuerdos son todo lo que tenemos, encontré un propósito al ofrecer un servicio que celebra el amor, la alegría y la belleza de los momentos fugaces de la vida.
Con cada clic de la cámara y cada sonrisa en el Photo Booth, me acuerdo del poder de los recuerdos y el legado perdurable del amor. Mi trayectoria como propietaria de un negocio no se trata sólo de emprendimiento; se trata de honrar el pasado, abrazar el presente y crear un futuro lleno de recuerdos duraderos.
Gracias por acompañarme en este sincero viaje de amor, pérdida y el poder duradero de los recuerdos.